viernes, 9 de noviembre de 2018

Acantilados



-Me falta vida Wicca. Llevo tiempo reprimida, escogiendo mis pasos, conteniendo mis instintos, impidiendo que cualquier cosa suceda, echándole tierra a mis fantasías para luego desenterrarlas y recrearme en ellas. Llevo meses huyendo de antiguas necesidades, solo por probar si va mejor de otra manera y sí… soy feliz, del modo que desean serlo los demás. Pero tengo los labios heridos de tanto morderlos, de contener la energía que intenta arrasar el muro de contención. No soy un animal enjaulado, soy uno a punto de estallar. Y en ese punto, en ese preciso lugar antes de la línea, a unos milímetros de ella, es donde he descubierto un nuevo placer que me atormenta. Tener  lo que deseas al alcance y no estirar los brazos.  Es como estar a punto de saltar al mar desde un acantilado. Deseas el salto, el momento de volar, de girar en el aire, pero en el filo me siento como una niña emocionada, a punto de hacer lo que más le gusta, en ese éxtasis de nerviosismo y felicidad. Mis pies permanecen pegados al suelo, pero mi cerebro imagina una y otra vez el movimiento del cuerpo cogiendo impulso.

-Pero eres feliz. Mucha gente se cambiaría por ti. Y sientes parte de lo que deseas estando en ese filo. 

-        - Quiero palpar la felicidad Wicca, no imaginarla. Tampoco vivir una que se base solo en estar en calma. No quiero placebos, ni solo el placer de darme un baño. Quiero sentir la felicidad que te proporciona el salto. La incertidumbre del recorrido. La sensación de libertad que te produce el asumir el riesgo, la que asoma en el vértigo que te deja sin aliento. Son solo segundos.

-¿Y por qué no saltas?

-Porque ya no puedo asumir tantos riesgos, me canso más que antes y me cuesta más recuperarme de las experiencias. Siento la acumulación que se da en la contención y procuro escoger muy bien los saltos, aunque ya sabes... cuanto más esperas más posibilidades hay de que no ejecutes.  

-Exacto un minuto más puede suponer haber esperado demasiado.

-Pero si lo llego a hacer, si salto del acantilado volveré a sentir lo que antes era una constante, habré conseguido eso que por poco no sucede. Esa sensación es para mí la vida, arrancar momentos que generen éxtasis. 

-Te engañas entonces, no renuncias a tus viejas costumbres

-Las condenso, las retengo, son más esporádicas y más valiosas. No es una elección Wicca. No sé vivir de otra manera, puedo estar tranquila un tiempo, cada vez más largo, pero no existe otro modo que haga que sienta que todo vale la pena. La esencia de una persona no se puede dejar morir, la domesticación tiene que tener límites.