Muerde fuerte, aprieta. Hasta que la
sangre se abra camino. Cierra los ojos, fuerza la mandíbula y
desgarra con los incisivos, nota la carne blanda y viscosa. Descansa, pero
no sueltes la pieza, si notas que se resiste muerde de nuevo,
con menos presión, sacude la cabeza y rompe el musculo. Encaja la
mandíbula y tira, tira, tira. El premio es tuyo animal. Deja que se
lama las heridas, deja que llore y que te tema, que se arrepienta.
Que sepa que no se puede acercar a ti, que no te puede mirar, que
quien la hace la paga.