martes, 26 de enero de 2016

Diablo


Magnifica la ira. La ira es la primera, la más rápida, la que abarca más espacio. Se apodera de ti, te embarga, te inunda, la irradias, la propagas, la contienes. Cambia tu rostro, endurece tu cuerpo, junta tus huesos y tortura a tu cerebro. Magnifica la ira, todos la conocemos, todos la sentimos y a todos nos cambia. Ella, que solo busca justicia y es menospreciada por ello. Conozco la ira, admiro su poder, huyo de ella y la recuerdo con cierto cariño. Medida de supervivencia efectiva, una persona iracunda permanece en pie, sola, pero en pie.

Contemplo la ira en los demás, como si de un espectáculo se tratara. Reciben el golpe y se hace el silencio, se aprecian un seguido de ideas que pasan por la cabeza de la víctima, se construye un ovillo de conversaciones imaginarias, actos de venganza e imágenes triunfantes. El cerebro se hace pequeño y la ira ocupa el espacio, es roja, se ve su color a través de los ojos se sus huéspedes. Aquí el individuo puede reaccionar de dos maneras, contenerse o pasar a la acción, la segunda opción resulta precipitada y errónea. Los actos no son meditados y no se contemplan las variantes ni las consecuencias. La venganza, la justicia, es un plato que se sirve frío y mientras te enfrías, tu cuerpo se consume, el sistema nervioso sufre y cada órgano de tu cuerpo se cansa. La ira no se puede mantener por mucho tiempo y se transforma de forma que pueda habitar al huésped sin matarlo, el rencor, el dolor, la frustración se llevan mucho mejor y procuran la supervivencia de la víctima.

He visto como alguien explotaba, convencido de tener razón, de actuar en su beneficio, convencido de conseguir un escarmiento para los que le molestan. Es difícil cuando no estas en una posición de poder o de indiferencia hacia cualquier posible consecuencia. Hasta para ser malo hay que ser listo. La ira requiere un esfuerzo mental mayor, un conocimiento mejor del entorno, una guerra es un asunto muy serio. Se empiezan miles de guerras a diario, situaciones que carecen de estrategia y soldados que no están preparados. Para ser malo no basta con jurar venganza. La ira te da un poder del que mucha gente carece, si no hay base, solo se producirá un reajuste del karma que disfrutaran los demás. He visto como el karma sobrevolaba la estancia, preparado para iluminar el momento preciso.


He sabido más por diablo que por viejo, y después de mucho consumirme afirmo que la vida hace su trabajo sin necesidad de intervención. Sentarse a contemplar la película es más divertido y relajado que actuar en ella.